Serge Tisseron, director de Investigaciones de la Universidad París Ouest Nanterre, propuso la Regla 3-6-9-12 para guiar a los padres sobre las edades adecuadas para el uso de cada tecnología. Desde 2011, esta información es divulgada por la Asociación Francesa de Pediatría Ambulatoria (AFPA).Las cinco reglas, resumidas, son:

 

Antes de los 3 años

El niño, a esas edades, necesita interactuar con su entorno usando los cinco sentidos. Lo mejor es evitar la exposición a pantallas que no permitan interactividad (la televisión no es recomendable) y centrar el uso de las nuevas tecnologías en el uso de elementos que sí la permitan (por ejemplo los dispositivos táctiles). Tampoco debe olvidarse que a dichas edades lo recomendable es fomentar sus capacidades motoras, por tanto el sedentarismo debe evitarse al máximo.

 

Antes de los 6 años

El niño necesita crear con todos sus dedos y no sólo con un clic. Debe ser capaz de construir la representación de un espacio tridimensional y, por ello, no se le debe dar ningún dispositivo de juegos electrónicos (léase consola o juegos en cualquier otra plataforma) ya que con su uso repetirá siempre los mismos gestos (cosa que no es recomendable). Ahora es el momento en que debe pensar, jugar, relacionarse con su entorno y entrenar habilidades propias. Las herramientas digitales no son las mejores herramientas para lo anterior.

 

A partir de los 9 años

El niño debe estar siempre acompañado en sus primeras navegaciones por internet. Se le ha de enseñar el uso de la herramienta pero también advertirle sobre sus limitaciones y peligros.Se le debe explicar los términos de “derecho a la intimidad” y el “derecho a la imagen” poniéndole sobre el tapete las tres reglas básicas de Internet:

  • Todo lo que se publica en la red es de dominio público (cualquiera puede acceder)
  • Todo lo que se publica en la red va a permanecer eternamente allí
  • Todo lo que encontremos en Internet siempre debe cuestionarse y necesita ser confrontado con otras fuentes

 

A partir de los 12 años

El niño puede navegar solo por Internet pero no todo el tiempo y, nunca tener disponible esa conexión en su habitación. Se han de establecer controles horarios y, a veces, conviene echar un vistazo a lo que están haciendo. Eso sí, sin que dicho “vistazo” se convierta en un espionaje. Se deben alternar momentos de conexión con momentos de sociabilización en la desconexión (hablar en familia) y, nunca debe permitirse el uso de Internet en coexistencia con esas charlas. Es altamente recomendable cenar sin estar permanentemente conectado al teléfono móvil ni viendo la televisión (los padres tampoco).

 

Unos consejos interesantes que, adaptados a cada familia, pueden ayudar a mejorar el buen uso de esos dispositivos tecnológicos que han irrumpido de forma tan brutal en todos los domicilios.

 

Fuente: Imágenes Educativas

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