A menudo el perfeccionismo es confundido con “ser perfecto” o “hacer algo perfecto”. La mayoría de las definiciones propuestas por los investigadores del tema coinciden en tres componentes clave:

  1. El esfuerzo incansable por unos estándares muy extremos (para ti y/o para otros)
  2. Juzgar en gran medida tu valía personal en base a tu habilidad para esforzarte y lograr dichos estándares.
  3. Experimentar consecuencias negativas al proponerse tal nivel de exigencia, y continuar intentando alcanzar ese nivel exigido, a pesar del enorme coste personal.

Diversos estudios han concluido que un cierto grado de perfeccionismo es positivo ya que sirve de agente motivador para alcanzar logros y/o realizar actividades de alta calidad. Sin embargo, el perfeccionismo puede llegar a ser problemático cuando afecta de manera negativa tanto la autoestima de la persona como a su calidad de vida (no tener tiempo libre, adición al trabajo, aislamiento social y/o familiar…).

Origen de mi perfeccionismo

La razón principal por la que una persona se vuelve perfeccionista está relacionada con la manera en la que se ve a sÍ misma y al mundo. Las personas empezamos a desarrollar una visión de nosotros mismos y el mundo en la infancia, influidos por nuestras experiencias tempranas (ej. nuestra familia, sociedad, escuela, grupo de iguales…) y por nuestro temperamento. Los perfeccionistas han tenido experiencias que les han llevado a desarrollar una visión del mundo que les anima a buscar unos estándares elevados (ej. “no debo nunca de cometer errores”).

Es importante que no te culpes ni a ti ni a otros por tu perfeccionismo pero puede serte de ayuda pensar sobre esas experiencias tempranas que han podido influir en su desarrollo:

Aprendizaje directo – premio y refuerzo positivo

Si las personas te halagan cuando has hecho algo muy bien, puede que aprendas que marcarte objetivos muy altos hace que te sientas bien y que merece la pena esforzarte para conseguirlos. Por ejemplo, si sacaste buena nota en un trabajo del colegio, es probable que te reforzaran por tu trabajo (“Muy buen trabajo”,“Estamos muy orgullosos de ti”). El refuerzo positivo por tus logros te hizo sentir muy bien y es probable que a consecuencia de esto empezaras a desarrollar la creencia de “A mis padres les gusta cuando voy bien en el colegio” que más tarde se puede desarrollar en una creencia más generalizada como “La

gente está orgullosa de mi si tengo éxito”. Esta creencia te anima a que continúes esforzándote para tener éxito. Desgraciadamente, con el tiempo, una creencia de este tipo se puede hacer muy rígida e inflexible (ej. “La gente solo estará orgullosa de mi si tengo éxito”).

Aprendizaje directo – castigo y ausencia de refuerzo positivo

Otro tipo de aprendizaje que puede contribuir al desarrollo del perfeccionismo ocurre cuando somos  castigados por cometer errores. Por ejemplo, un padre puede criticar a un niño por desordenar la habitación (“¿Cuántas veces te tengo que decir que no desordenes tu habitación?”). Cuando nos castigan por “cometer errores” nos sentirnos mal y puede que desarrollemos la creencia “No debo nunca desordenar la habitación;tiene que estar siempre ordenada”.

A veces no somos castigados de manera directa, simplemente hay una ausencia de refuerzos. Por ejemplo, un niño que consigue un notable en un examen y sus padres no le refuerzan por esto. En este caso, el niño puede desarrollar la creencia “A mis padres no les gusta cuando no consigo un sobresaliente” y esto puede derivar en una creencia mas general como “La gente no se siente orgullosa de mi cuando mi trabajo no es perfecto”.

Aprendizaje indirecto (modelado)

Algunas personas perfeccionistas no pueden recordar haber sido castigados por cometer errores, y dicen que la gente estaba orgullosa de ellos independientemente de que cometieran errores o no. Otra manera de adquirir una actitud perfeccionista es a través del aprendizaje indirecto. También se le llama modelado ya

que aprendemos a través de la conducta de las personas de nuestro entorno (nuestros modelos). Por ejemplo, es posible que tus padres trabajaran muy duro en sus trabajos y a menudo se llevaran trabajo a casa para acabarlo por las noches o durante los fines de semana, dejando muy poquito tiempo para relajarse. Es posible que en estos casos hayas desarrollado la creencia “El trabajo es más importante que relajarte”. Con el tiempo esta creencia se ha podido hacer más rígida (ej. “tener éxito en el trabajo es más importante que cualquier otra cosa”).

Temperamento

Es posible que pienses que tu naciste perfeccionista y que esta característica forma parte de tu manera de ser. Algunas personas dicen que siempre se han marcado objetivos muy elevados (ej. “Si perdía en una carrera cuando era pequeño, luego me costaba mucho reponerme, incluso cuando mi madre me decía que no era importante”). Hay evidencia que sugiere que el temperamento (manera característica en la que pensamos, reaccionamos y nos comportamos) de un individuo puede influir el desarrollo de una actitud perfeccionista.

Estudios relacionados con esto demuestran que las personas que evitan la novedad, que son muy dependientes del refuerzo externo (provenientes de otros) y que persisten en su intento por alcanzar sus metas a pesar de la fatiga y la frustración, son mas propensos a desarrollar una actitud perfeccionista. El tener este tipo de temperamento no significa que tu perfeccionismo no se pueda cambiar.

Es posible que puedas verte reflejado en estas experiencias tempranas, o quizás no. De cualquier manera, hay estrategias que ayudan a modificar la conducta y actitudes contraproducentes para combatir el perfeccionismo problemático.

 

** Este material es una traducción de los materiales de Centre for Clinical Interventions (Perfectionism in perspective, 2009), traducidos por Paqui Ramírez Martín, pero no revisados/aprobados por “Centre for Clinical Interventions”, Western Australia).”

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