Las funciones ejecutivas son actividades mentales complejas necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas. (Baurmeister, 2008).

Son claves para el aprendizaje y responsables de habilidades tales como:

  • Prestar atención
  • Organizar, Planificar y Priorizar
  • Iniciar tareas y permanecer centrado en ellas hasta terminarlas
  • Entender distintos puntos de vista
  • Regular las emociones
  • Autoregulación o autosupervisión: hacer el propio seguimiento de lo que se está haciendo).

Hay algunas dificultades que pueden coexistir con un bajo rendimiento en la función ejecutiva. Hablamos, por ejemplo, de:

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Sus síntomas principales derivan de dificultades en algunas de las funciones ejecutivas: impulsividad, dificultad para prestar atención, memoria funcional limitada, dificultad para cambiar la atención de una tarea a otra y dificultad para controlar las emociones.

Dificultades Específicas de Aprendizaje. Aunque los niños que las presentan no siempre tienen problemas con las funciones ejecutivas, no es inusual que alumnos con dislexia, disgrafía o discalculia, también tengan destrezas ejecutivas deficientes, con lo cual se complica aún más el aprendizaje.

Velocidad de Procesamiento Lento (velocidad con la que una persona reacciona ante la información que recibe). No es un problema de función ejecutiva como tal pero sí puede alterarla.

 

POSIBLES CAUSAS DE DÉFICITS EN LAS FUNCIONES EJECUTIVAS.

La investigación con estudios de imágenes cerebrales muestra que las áreas frontales del cerebro, responsables de las funciones ejecutivas, se desarrollan más lentamente en los niños que presentan habilidades ejecutivas deficientes.

 

INTERVENCIÓN.

Antes de llevar a cabo un Programa de Intervención, deberá hacerse una evaluación, con pruebas específicas, que examinen habilidades tales como la ATENCIÓN, el CONTROL INHIBITORIO, MEMORIA FUNCIONAL (que es la que permite al cerebro retener brevemente la información mientras se opera con ella), CAPACIDAD DE ORGANIZACIÓN Y PLANIFICACIÓN, FORMACIÓN DE CONCEPTOS y CAPACIDAD PARA ESTABLECER CAMBIOS.

Esta evaluación ha de completarse con la identificación de las posibles dificultades de aprendizaje que estén implicadas. La citada evaluación deberá llevarla a cabo un psicólogo infantil o neuropsicólogo pediátrico.

Por último comentar que una buena intervención puede hacer que la función ejecutiva tratada mejore.

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